La glándula tiroides es un órgano pequeño, pero con un gran impacto.
¿Qué es la glándula tiroides y por qué es importante?
La glándula tiroides tiene una característica forma de mariposa y se encuentra en la parte frontal del cuello. Su función principal es producir hormonas que regulan el metabolismo, lo que afecta desde el nivel de energía hasta la función del corazón, el cerebro y otros órganos. Estas hormonas, liberadas al torrente sanguíneo, son esenciales para el correcto funcionamiento del organismo y ayudan a mantener la temperatura corporal, la energía y muchos otros procesos vitales.
Enfermedades autoinmunes y tiroides
Las enfermedades autoinmunes que afectan a la tiroides implican que el sistema inmunológico crea anticuerpos que, en lugar de combatir infecciones, atacan las células de la tiroides. Esta agresión puede llevar a la inflamación, la aparición de síntomas y, con el tiempo, una alteración en la producción de hormonas tiroideas.
Cuando el sistema inmunitario actúa de esta manera, suelen aparecer dos tipos de respuestas en la tiroides. La primera es el hipotiroidismo, característico de la enfermedad de Hashimoto, en la que el cuerpo produce insuficientes hormonas tiroideas. La segunda es el hipertiroidismo, común en la enfermedad de Graves, donde se generan hormonas en exceso.
Tiroiditis de Hashimoto: el ataque silencioso
La tiroiditis de Hashimoto es un trastorno en el que los anticuerpos del sistema inmunológico atacan la glándula tiroides, causando una inflamación crónica. Estos anticuerpos atacan a una enzima de la tiroides llamada peroxidasa tiroidea, esencial para la producción de hormonas tiroideas, y por eso se llaman “anticuerpos antiperoxidasa tiroidea”.
Al inicio, es posible que no aparezcan síntomas notables, lo que hace que esta condición progrese lentamente y, en muchos casos, pase desapercibida durante años. Sin embargo, con el tiempo, la glándula puede empezar a fallar y desarrollarse un bocio (cuando la tiroides se encuentra agrandada), que puede ser visible en el cuello. En las etapas avanzadas, la tiroiditis de Hashimoto causa síntomas como fatiga, cierto aumento de peso, sensibilidad al frío, piel seca y dolores musculares. Es una de las causas más frecuentes de hipotiroidismo, donde la glándula ya no puede producir las hormonas suficientes para cubrir las necesidades del cuerpo.
La enfermedad de Graves: cuando la tiroides se activa demasiado
La enfermedad de Graves es otro trastorno autoinmunitario que, a diferencia de la tiroiditis de Hashimoto, estimula la tiroides para producir hormonas en exceso. Este exceso de actividad hormonal se conoce como hipertiroidismo o tiroides hiperactiva.
Entre los síntomas de hipertiroidismo más comunes están las palpitaciones, ansiedad, intolerancia al calor y, en algunos casos, problemas oculares. Aunque el hipertiroidismo de Graves es menos común que la tiroiditis de Hashimoto, también requiere un diagnóstico y tratamiento oportunos para evitar complicaciones graves.
Diagnóstico: la detección de los anticuerpos
Para diagnosticar un trastorno autoinmunitario de la tiroides, los médicos utilizan pruebas de laboratorio que detectan la presencia de anticuerpos específicos en la sangre. Éstos incluyen los anticuerpos antiperoxidasa tiroidea (anti-TPO), que están presentes en muchas personas con tiroiditis de Hashimoto, y la inmunoglobulina estimulante de la tiroides (TSI, por sus siglas en inglés), que se encuentra en la enfermedad de Graves.
La presencia de estos anticuerpos en el organismo indica que la glándula puede estar bajo ataque, incluso si todavía no hubiera síntomas visibles. Por otro lado, aunque la prueba de anticuerpos es un indicador de autoinmunidad tiroidea, algunas personas pueden tener estos anticuerpos sin que se presente una enfermedad. Sin embargo, la presencia de estos anticuerpos aumenta el riesgo de desarrollar una disfunción de la tiroides en el futuro, lo cual es importante considerar en los controles médicos de rutina.
El impacto de las enfermedades autoinmunes en la salud general
Si tienes una enfermedad autoinmune en la tiroides, el riesgo de desarrollar otras enfermedades autoinmunes es mayor. Esto ocurre porque el sistema inmunológico de una persona con un trastorno autoinmune, suele estar predispuesto a reaccionar contra varios tejidos del cuerpo. Así, una persona con tiroiditis de Hashimoto o enfermedad de Graves podría tener un mayor riesgo de presentar condiciones como artritis reumatoide, lupus u otros problemas relacionados con el sistema inmune. Este vínculo entre las enfermedades autoinmunes hace que, además de tratar la disfunción tiroidea, se deba estar alerta a síntomas de otras posibles afecciones autoinmunes. Mantener un control periódico y consultar a un profesional puede ayudar a identificar estos trastornos a tiempo.
Diagnóstico y control de las enfermedades tiroideas autoinmunes
El diagnóstico de una enfermedad tiroidea autoinmune suele incluir pruebas de laboratorio para medir la hormona estimulante de la tiroides (TSH) y otras hormonas tiroideas. Además, en casos de sospecha de autoinmunidad, se miden los anticuerpos específicos como los TPO, que, si están elevados, indican un posible trastorno autoinmune. El tratamiento de la tiroiditis de Hashimoto generalmente consiste en administrar una hormona de reemplazo (levotiroxina) cuando la tiroides ya no produce suficientes hormonas. En el caso de la enfermedad de Graves, el tratamiento puede incluir medicamentos que regulen la producción hormonal o, en casos más graves, procedimientos para reducir la actividad de la tiroides. En ambos trastornos, la clave para mantener una buena calidad de vida está en controlar los niveles hormonales a través de ajustes en el tratamiento y chequeos médicos regulares.
Vivir con un trastorno autoinmunitario de la tiroides
Vivir con un trastorno autoinmunitario de la tiroides requiere cuidados médicos y controles regulares. Aunque el tratamiento permite a la mayoría de las personas llevar una vida saludable, es importante acudir a controles periódicos para ajustar los tratamientos y asegurarse de que la tiroides está funcionando de forma equilibrada.
Además, evitar el estrés, llevar una dieta equilibrada y realizar actividad física moderada, contribuyen a la salud general y pueden ayudarte a evitar que tu tiroides esté alterada.
¿Por qué se desarrollan los trastornos autoinmunitarios?
No se conoce con exactitud qué causa los trastornos autoinmunitarios de la tiroides. Sin embargo, se cree que existen ciertos factores genéticos y ambientales que pueden aumentar el riesgo. Algunas personas tienen una predisposición genética que las hace más propensas a desarrollar estos trastornos, mientras que factores como el estrés, las infecciones y ciertas deficiencias nutricionales, también podrían influir. Es importante recordar que, aunque estas condiciones de la tiroides no tienen cura, el tratamiento adecuado permite manejarlas eficazmente.
¡Recuerda!
Si notas síntomas de que tu tiroides no va bien, como fatiga, palpitaciones o cualquier otro signo, consulta a tu médico. Un diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son claves para llevar una vida plena y saludable.
RL-NONT-00019, Mar/24